Sächsische Schweiz Bastei
Hoy día, partimos a las 10:00 de la mañana a Sächsische
Schweiz Bastei, un parque nacional, ubicado a una hora aproximadamente de
Dresde.
Nos subimos a un tren que nos dejó en Rathen, a 12 estaciones
de Hauptbanhof y luego debimos cruzar el río Elba en una barcaza, con muchísima
gente más. Ahí comenzó nuestra caminata.
En primer lugar, seguimos un sendero que no debíamos. Bastante
empinado, pero muy bien mantenido, llegamos a uno de los teatros al aire libre
más importantes de Europa. Ahí, su encargado nos mostró el lugar y nos dio las
indicaciones para tomar el camino correcto, que nos llevaría al Bastei, una
formación rocosa, de más de 190 metros de altura, formada por una piedra
arenisca, de la misma con la que están construidas la Catedral de Colonia y
Dresde.
La subida es a través de una escalera con muchos, pero muchos,
escalones. A pesar de que nosotros estamos acostumbrados a subir escaleras,
hubo varios que estuvieron a punto de renunciar y quedarse a mitad de camino. Alejandro
y yo, estuvimos a la altura y, sin quejarnos, llegamos cansados, pero dignos,
hasta el final.
El lugar es realmente bonito, lleno de miradores y un
castillo, que alguna vez sirvió de fortaleza, pero que no pudimos ver porque
estaba en reparación. Llegamos a la cima y nos encontramos con un hotel enorme,
varios restaurantes y lugares de descanso. Es un lugar muy concurrido y
personas de todas las edades y nacionalidades llegan a visitarlo todos los
días. En el camino, se cruza además, un puente, hecho de la misma piedra y que tiene
una vista espectacular al valle del Elba.
Aprovechamos de almorzar y descansar antes de emprender la
bajada la que, naturalmente, se nos hizo muy corta. Luego, nos embarcamos en la
barcaza nuevamente para cruzar el río. Nos acompañaba mucha gente y, entre
ellos, un alemán y un escocés, que, con un ukelele en manos, nos cantaron los 5
minutos que dura el cruce. Los niños, solo los hombres, bailaron al ritmo de la
música y todos los pasajeros quedaron encantados con ellos. Alejandro y yo,
orgullosos como pavos reales.
Al llegar a Dresde comenzó la búsqueda desesperada de algunas
cosas que aún faltaban por comprar y algunos, una que otra maleta para guardar
el equipaje que ha aumentado considerablemente. Nuevamente, fue noche de
cocina. Vimos gnocchi, salsas y otras cosas. Otros, aprovecharon de lavar su
ropa y jugar billar o naipes en el lobby.
Todos nos fuimos a descansar temprano ya que mañana temprano
debemos partir a Stuttgart, pero antes, tendremos una revisión de dormitorios
por parte del encargado del hotel.
Bis Morgen!
Que maravilla de viaje han tenido estos chicos! sólo agradecer !
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