
Rostock y despedida
Hoy día fuimos a Rostock, una linda ciudad a orillas del río Warnow, por lo que el comercio es su actividad principal. Se ubica muy cerca de Warnemünde, por lo tanto, el turismo, especialmente el proveniente de los grandes cruceros que llegan a esa localidad, es otra de sus actividades principales.
Tal como les había contado ayer, el city tour estuvo esta vez a cargo de nuestros estudiantes que, debo decirlo, se lucieron, y tanto Alejandro como yo, nos sentimos muy orgullosos. Ayer, Ulli, la profesora a cargo de nosotros en Laage, entregó el nombre de un lugar de la ciudad a los alumnos quienes, en parejas, debían preparar la información, para contarla al resto del grupo, todo eso, en alemán. Como era de esperar, los niños cumplieron con su tarea y, en cada punto, nos leyeron lo que habían investigado. Todos los estudiantes participaron, y muchos de ellos recibieron felicitaciones por su buena pronunciación del alemán. Nos acompañaban también los alumnos alemanes quienes, curiosamente, tampoco conocían la ciudad, así que fue una mañana muy productiva para todos.
Comenzamos en Hauptbanhof, donde Maite y Laura nos hablaron de la ciudad. Luego, Emilio y Martín Hidalgo, nos contaron algo de la estación de trenes en la que estábamos. Desde ahí seguimos caminando y llegamos a un sector habitacional, de grandes casas, conocido como el Barrio de la Estación. Ahí, Javiera y Fernanda nos relataron cómo este barrio había crecido al alero de los comerciantes radicados en la ciudad. La próxima parada fue en el edificio que fuera la cárcel de la Stasi, originalmente el Ministerio para la Seguridad del Estado, en la época de la República Democrática Alemana, pero que finalmente se convirtió en un organismo de vigilancia y control de la población. Tochi y Nicolás Facuse fueron los encargados de contarnos de este lugar. Seguimos nuestro camino para llegar al Monasterio de la Santa Cruz, un edificio de ladrillos, muy bonito, en el que además aún permanece en pie una parte de la muralla de la antigua ciudad. En este lugar, se lucieron Lucas y Julián, que abordaron el tema de la Iglesia, y Celeste e Isidora quienes nos contaron de la antigua muralla.
Gaspar y Benjamín nos llevaron hasta la Biblioteca de Rostock, un lindo edificio de ladrillos ubicado en pleno centro de la ciudad. A medida que íbamos caminando nos dábamos cuenta de cómo la reconstrucción de la ciudad se ha hecho tratando de mantener como era originalmente, lo que la hace un lugar cálido, acogedor, por el color rojo de sus edificios. Hugo y Belén nos llevaron a la Iglesia de Santa María, contándonos su historia y, sobre todo, sobre la existencia del reloj astronómico en su interior, uno de los pocos que están hoy día operativos en el mundo. No entramos a verlo, pero se invitó a los alumnos a hacerlo más tarde, y estoy segura de que, al menos un par de grupos lo hicieron.
Finalmente, llegamos al puerto de Rostock, donde Nicolás Jiménez y Elías nos contaron de la actividad comercial de este lugar, desde el cual se reciben y transportan mercaderías hacia diferentes lugares de Europa. Luego, Cristóbal y Arturo, nos hablaron del mar Báltico y de sus estadísticas, como su tamaño y profundidad , además de otros aspectos relacionados con ese mar, el que se encuentra a apenas unos 10 kilómetros de esta ciudad, donde desemboca el río Warnow, justo en la playa de Warnemünde, donde estuvimos ayer. Nuestro tour terminó en el Neue Marktplatz, frente al ayuntamiento, donde Jade y Mariana nos contaron del lugar y de las diversas actividades sociales que se realizan en ella, como el mercado navideño y otras fiestas características de la ciudad.
Después de casi dos horas de este gran city tour, fuimos a recorrer el centro y su comercio. Algunos comieron algo, y nos juntamos en Hauptbanhof para volver a Laage.
En la tarde, tuvimos la despedida. Las familias se organizaron e hicieron una actividad muy acogedora y llena de cariño. Alejandro y yo estuvimos preparando pebre durante la tarde. Lo acompañamos con pan tipo Baguette y algunas tostadas. Casi todos lo probaron y gustó mucho. Entre conversaciones, saludos y buenos deseos, nuestros anfitriones se fueron llevando a sus huéspedes de a poco.
Así, pasaron los días y un lugar más del que nos despedimos, sin embargo, nos vamos muy tranquilos ya que estamos seguros de que estamos dejando buenos recuerdos en toda la comunidad de Laage.
Mañana, a las 8:36 parte nuestro tren a Berlín, y desde ahí, casi sin darnos cuenta, comenzamos a despedirnos también de Alemania.
Bis Morgen!
Que hermosa experiencia nuevamente vivida por nuestros hijos ..! Gracias Frau..!
ResponderEliminar